De hecho, a menudo los amigos y la familia se sorprenden cuando a una persona le diagnostican este trastorno ya que se suele asociar la esquizofrenia con la violencia y la falta de control pero lo cierto es que todos los casos no son iguales.
Obviamente, no podemos obviar que la esquizofrenia se caracteriza por presentar una amplia gama de comportamientos inusuales que pueden causar una profunda alteración en quienes sufren de la enfermedad y las personas que le rodean, sobre todo si no se someten a un tratamiento.
El intento suicida está íntimamente relacionado con el riesgo de depresión, que es particularmente elevado en las personas con esquizofrenia, sobre todo en los hombres de menos de 30 años. No obstante, muchos intentos suicidas están determinados por los delirios y las voces imaginarias que dirigen a la persona a hacerse daño.
El inicio de la esquizofrenia
Durante la fase previa a la aparición de la enfermedad, la persona puede parecer que no tiene metas en su vida, se comporta de forma cada vez más excéntrica y carece de motivación. Puede aislarse y evitar las situaciones sociales, además, dejan de lado las actividades que solía disfrutar.
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